Cuando muera, quiero
ser enterrado en medio del bosque…así, podré renacer en hojas verde tierno, en frutas
que divisan desde arboles altísimos el mar azul…enredaderas que ahora se
deslizan furtivamente entre las ramas de
los árboles, las piedras, los ríos…En manantiales de agua cristalina que
acarician las piedras y que con su
risa alegre saludan a los pájaros multicolores. Quiero también, renacer en las primeras lluvias de Mayo, que
cuales lágrimas de felicidad, inundan de esperanza los campos verdeazulados y los caminos polvorientos…
La sociedad nos enseña a pensar de forma lineal, un principio
y un fin. Sin embargo la vida tiene un comportamiento más bien cuántico. Económicamente
se nos enseña a pensar en escases. La plata no alcanza es probablemente una de
las frases más populares en estos días. El temor a un colapso económico
mantiene en vilo a la humanidad y parece acechar cual sombra maligna la
tranquilidad de todos. Los medios de
comunicación por su parte, se inundan de debates sobre las posibles soluciones
y acciones a tomar para salvar a la humanidad de semejante desfalco económico.
Sin embargo, ¿Qué ha provocado esta crisis y como afecta esta, la forma en que
hemos venido haciendo arquitectura en Costa
Rica?
Probablemente una de las sociedades más sostenibles fue la
de nuestros abuelos. No existían
tarjetas de crédito, ni hipotecas, toda compra se hacía al contado y para esto
existían un tiempo previo ahorro. Si no había dinero para comprar algo simplemente
se esperaba hasta tenerlo. Desde el punto de vista constructivo, se usaban los
materiales que se tenían a la mano. Madera, piedra, barro estaban a la orden
del día. Las soluciones climáticas eran simples pero efectivas. Dobles alturas,
petatillos, ventanas dispuestas estratégicamente para ventilar e iluminar
naturalmente. Uso de vegetación, en su mayoría nativa extraída de las montañas
cercanas, agregaban no solo belleza sino confort al reducir las temperaturas y
detener las ráfagas de viento y polvo.
La mayoría de estos materiales se extraían de forma manual consumiendo
un nivel muy bajo de energía durante el proceso y su degradación no implicaba
grandes lapsos de tiempo.
Pero que paso?
Una pequeña reseña histórica.
Durante muchos años la arquitectura fue más bien una
disciplina para un grupo reducido de personas que tenían la capacidad económica
para pagarla. La mayoría de edificaciones
representativas diseñadas y construidas durante el siglo XX fueron institucionales,
religiosas o bien pertenecientes a la clase pudiente de nuestro país. Sin
embargo durante los años 90, el mundo puso la vista en nuestro Costa Rica,esto
en gran medida debido a la obtención del premio Nobel de la Paz. Costa Rica se
convirtió entonces en un destino muy atractivo para los inversionistas que
rehuían las ya cada vez más desarrolladas y saturadas playas mexicanas como
Cancún y Acapulco. Costa Rica ofrecía un ambiente políticamente estable, playas
hermosas y gente amigable.
A partir de aquí, se
desencadeno una ola de desarrollo cuyo principal eje conductor era la inversión
de grandes cantidades de dinero en obras inmensas, donde el derroche y los
excesos estaban a la orden del día. Sin embargo, todos estaban demasiado ocupados
pasándola bien y nadie siquiera se
imaginaba que todo este derroche podía llegar a su fin. Fue así como la crisis
tomo a todo el mundo de sorpresa. Muchos perdieron sus trabajos y muchas
empresas se fueron a la quiebra, afectando profundamente la economía del país.
Durante una crisis dos de los sectores que se ven más
afectados son el turismo y la construcción. La gente no viaja ni construye ya
que prefiere retener el capital para satisfacer necesidades inmediatas como la
compra de alimentos, el pago de recibos o simplemente para tener un fondo en
caso de emergencia. Fue así como la forma
de venir haciendo arquitectura dio un giro y genero una encrucijada, un cambio
de paradigma y aquellos que venían a invertir sus dinero ahora pensaban las cosas
dos veces tratando de aprovechar al máximo el espacio, evitando el desperdicio.
Se dice que él que logra
adaptarse al cambio es el que sobrevive, sin embargo, muchos están todavía a la
espera que alguien venga a salvarnos.
Estrategias para el
cambio
El primer paso para adaptarse es un cambio de actitud. La sobriedad
y un adecuado planeamiento a la hora de
construir son fundamentales para reducir el desperdicio y por ende ahorrar energía
y dinero. La sostenibilidad en arquitectura no implica solamente usar
materiales amigables con el ambiente o ventilación e iluminación natural si no
que existe también la sostenibilidad económica, la cual se logra usando de
manera racional los recursos disponibles y por consiguiente asegurando la disponibilidad
de los mismos a futuro. Por ejemplo algunas variables importantes a la hora de
construir que propician el ahorro son:
-Pensar en espacios más pequeños pero diseñados
adecuadamente es un factor vital para evitar el desperdicio.
-Evaluar la posibilidad de reutilizar materiales. Algunos
materiales que consideramos basura podrían ser usados en nuestra construcción reduciendo
los costos, como tarimas, contenedores, llantas, botellas entre otros.
-Simplicidad. Reza una frase que si es difícil de dibujar es
difícil de construir. Diseños demasiado complicados propician el desperdicio si
no se piensa en los materiales usados desde su conceptualización. La mayoría de
materiales disponibles en el mercado están pensados para seguir un patrón ortogonal,
así que si nos ponemos muy orgánicos es posible que terminemos con una montaña
de desperdicios en nuestra obra.
Lo orgánico
no necesariamente es sostenible.
-Sembrar: Podemos vivir sin automóviles, sin celulares sin tecnología…pero
nadie puede vivir sin comer. Destinar espacios para sembrar debe ser una variable
obligatoria a la hora de diseñar. Actualmente la horticultura es la segunda práctica
más popular en el mundo e incluso en
grandes ciudades, la gente siembra en las azoteas y las ventanas de los edificios.
Sembrar vegetales, hierbas y plantas medicinales no solamente
nos va a reducir la cuenta del supermercado y de la farmacia, sino que va a mejorar
la calidad del espacio que habitamos y hacerlo más agradable. Según un estudio
de la NASA existen tipos de plantas, las cuales son perfectamente accesibles,
que ayudan a purificar el aire de un espacio eliminando componentes tóxicos como
los formaldehidos. Algunas de ellas son la
lengua de suegra, la millonaria y la palma amarilla, plantas que se encuentran
en cualquier charral de nuestro país.
El primer paso para enfrentar un cambio de paradigma como el
que vivimos en este momento, es detenernos y reflexionar. Piense que muchas de las cosas que usted posee en
este momento, no son indispensables y que perfectamente podría vivir sin ellas.
Cambiar de actitud implica ser conscientes de que en este momento, millones de
personas en el mundo no tiene donde vivir ni que comer. El ahorro y la sobriedad
a la hora de construir no es solo bueno para nosotros mismos, es respeto por
nuestro frágil planeta, por la humanidad y por los que vienen.
Así que si se viene el fin el mundo, que no lo tome por sorpresa
otra vez…
Camine más, siembre más, viva más!